Todos nacimos para morir algún día. El origen de la persona no solo es un proceso genético, sino un acto creador de Dios, que al término de nuestras vidas espera seamos merecedores de vivir Eternamente.
¿Qué
es morir?
- La
explicación más simple: Morir es caer en un sueño profundo y no despertar
jamás en este mundo.
- El ser
humano tiene una doble característica: materia y espíritu, identificadas
como: cuerpo y alma. El alma es inmortal
y da la vida al cuerpo mortal, el cual queda
sin vida terrenal cuando el alma se separa y va rumbo a la eternidad.
- Los médicos opinan: “Hay un quebranto en la salud que es realizado
por un agente exterior que penetra en el organismo afectando su vitalidad; sin poder
superar los obstáculos que le impiden luchar para sobrevivir”.
- El Catecismo de la Iglesia Católica (1013)
nos
dice: “La muerte es el fin de la
peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que
Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino
decidiendo así, su último destino”.
¿Morir es algo malo?
Dios no impidió que el primer hombre se
revelara, porque permite que los males se hagan para sacar de ellos un mayor
bien. Dice San Pablo (Rm, 5,
20).
El amor, en cuanto realidad personal,
sobrevive a la ausencia de quien muere. Y llorando su desaparición, quien
verdaderamente ama, lo quiere toda su vida.
Amar a una persona es como decirle: ¡Qué bueno que existes! La inmortalidad es real, de lo contrario,
la muerte nos arrebataría el amor y a los seres que amamos.